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CREENCIAS LIMITANTES

Por Psic. Gabriela Merino Huber

 

Las  creencias (en el sentido de convicciones)  que cada uno tiene sobre uno mismo, los demás y cómo es el mundo, tienen una  importancia suma en la calidad de nuestra experiencia. Debido al efecto de “profecías de  necesario cumplimiento” influyen directamente en nuestro comportamiento (O´Connor y Seymour: 1995).   Y por lo tanto en los resultados que obtendremos en las metas que nos pongamos en la vida.

 

Según estudiosos de la genealogía, dichas creencias pueden incluso heredarse de generación en generación. Por ejemplo, cuando un padre tiene la creencia de que el dinero es malo, y lo repite constantemente, un hijo podría adoptar esta creencia y actuar en consecuencia. Por lo tanto, cuando crezca, saboteará su propia prosperidad económica por la creencia heredada de su padre.

 

Una manera de detectar dichos pensamientos, es poner atención a los que repetimos con mayor frecuencia y que además, son sentenciosos, por ejemplo: “Todos los hombres son infieles”. En este caso, la creencia limitante podría evitar que una persona se relacione con hombres, por miedo a enamorarse y a vivir una decepción.

A continuación expondré algunos ejemplos de frases, que esconden una creencia limitante:

 

*No puedo ó no sirvo. Si los padres le dicen constantemente al hijo frases como “esto no lo hagas”, “te va a salir mal”, “tú no puedes”, “esto es mucho para ti”, pueden grabar en el niño éste patrón de incapacidad y cuando crezca, puede sentir que no es capaz para enfrentar retos.

 

*Todo lo que hago me sale mal. Ésta frase tiene que ver con la anterior, tiene el mismo origen y puede llevar consigo un sentimiento de culpabilidad. En éste casos, no sólo se trata de cosas que los padres le dicen a los hijos, también pueden ser cosas que repiten frecuentemente respecto a sí mismos y el hijo lo oye y se le graba. Al crecer puede adoptar éstas creencias como propias.

 

*Tengo que ó debo de hacer. El deber ser es una gran limitante, porque a veces soñamos con hacer algunas cosas, pero como nos dijeron constantemente lo que teníamos o debíamos hacer, dejamos de hacer lo que queremos, ya que, a pesar de que al crecer ya no tenemos a nuestros padres junto que nos estén diciendo qué hacer, nos sentimos culpables cuando no los obedecemos. Lo que se esconde detrás es una necesidad de agradar a nuestros padres, de cumplir con sus estándares, pero al crecer esto se convierte en una constante autoexigencia. Es muy común que estás ideas de lo que “debe ser” hayan sido heredadas de generación en generación. Pueden venir de lejanos antepasados. Sin embargo, la verdad es que no “tenemos” ni “debemos” de hacer nada. Es cierto que existen reglas legales que es importante respetar para procurar el bienestar propio y común, dentro de la sociedad, pero la decisión de respetarlas es mejor que venga de nosotros mismos, tanto como la decisión del tipo de personas que queremos ser y de lo que queremos hacer, lo cual puede evitarnos mucha frustración y tristeza en la vida.

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*Tengo la culpa de todo lo malo que pasa. Aquí viene de nuevo oculto el sentimiento de culpa. Hay muchos padres que tienden a culpar a los hijos de todo lo que pasa en la casa, a veces a través de chantajes para controlarlos por medio de sus sentimientos, sin embargo en la mayoría de los casos esto no es verdad. El sentimiento de culpa puede ser también ajeno. Tal vez algún antepasado cometió algún error que acarreó consecuencias graves para él y su familia ó para otras personas,  razón por la cual se sintió culpable el resto de su vida. Dicho sentimiento lo compartieron sus familiares y de manera inconsciente lo fueron heredando las siguientes generaciones. De ahí la siguiente frase:

 

*No me merezco las cosas buenas, porque no valgo. La persona no sabe por qué, pero simplemente tiene una sensación de no merecer ser feliz. Cuando se le presentan cosas buenas en la vida se auto sabotea y se pregunta constantemente ¿por qué? Si no he hecho nada malo, ¿por qué no puedo aceptar las cosas buenas que la vida me presenta? A través de la elaboración de un árbol genealógico y un proceso de análisis se puede llegar a descubrir desde dónde viene éste problema. Si la culpa es por algún error cometido es importante recordar que LA CULPA NO SIRVE PARA NADA, SÓLO OBSTACULIZA TU FELICIDAD Y ADECUADO DESENVOLVIMIENTO EN LA VIDA.

 

*El dinero es malo, la felicidad no existe, no hay justicia. Éstas son frases que se mencionan coloquialmente y cuando representan una creencia profunda, esconden con gran claridad un patrón familiar aprendido. Todas se relacionan con algún trauma o conflicto pasado y al volverlas parte de nuestro sistema de creencias representan una gran limitante para el logro de nuestras metas.

 

*El mundo es amenazante, la gente es mala y peligrosa. Muchos padres sobreprotectores llenan a los niños con éste tipo de ideas para evitar que les pase algo malo, pero en algunos casos son exagerados y pueden provocar en los niños mucha ansiedad y miedo a lo largo de la vida cuando intentan relacionarse con otras personas, hacer negociaciones y enfrentarse a los problemas cotidianos. Algunas personas llegan al extremo de desarrollar paranoia y tener miedo hasta de salir a la calle por temor a que les pase algo y sus interacciones con los otros son siempre de desconfianza. El hacernos conscientes de creencias como éstas puede permitirnos adoptar creencias opuestas que nos ayuden a ver al mundo como amigable y positivo para poder desenvolvernos con confianza.

 

Hay que recordar que muchas veces estás ideas están grabadas en nuestro subconsciente y hace falta un proceso de terapia para llegar a descubrirlas y poder sustituirlas por creencias que nos permitan avanzar y lograr nuestras metas.

 

Referencias bibliográficas:

O´CONNOR, Joseph y SEYMOUR, John. Introducción a la PNL. Barcelona (España): Urano, 1995, p.130

RODÉS, Daniel y SÁNCHEZ, Encarna. Tarot y constelaciones familiares. Barcelona (España): Oceano ambar, 2009, p.21:25.

Comentarios: 1
  • #1

    Saúl (miércoles, 26 octubre 2011 21:43)

    El no puedo, tanto me dijeron que no podía esto, y que no podia aquello que me lo terminé creyendo, eso lo entiendo, pero ahora, me cuesta trabajo creer que la realidad para mi es diferente, tendré que echarle muchas ganas para hacerme a la idea.