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BIPOLARIDAD: ¿Qué sí y qué no es?

 

Bipolaridad es un término que se ha puesto de moda entre los jóvenes; pareciera que ahora se ha vuelto hasta un chiste decir “Soy bipolar” o “pareces bipolar” para tratar de justificar o explicar ciertas conductas, pero para la persona que recibe esta etiqueta por parte de sus amigos o familiares no resulta nada agradable, pues la posibilidad de tener un trastorno mental provoca dudas, angustia y estrés. ¿Estaré loco?, ¿mi amiga será peligrosa?, ¿cómo puedo ayudar a mi novio, será que necesite medicación?, ¿Tendrán que internarme en un manicomio? Estas son sólo algunas de las dudas que surgen en las personas que se encuentran inestables emocionalmente o están conviviendo con alguien que lo está. Sin embargo la inestabilidad emocional en una persona puede deberse a muchos factores, más allá de la predisposición genética y/o de un desorden bioquímico en el cerebro desde el nacimiento, ya que las familias disfuncionales (donde existen abusos y un desinterés por el bienestar de los miembros individuales del grupo familiar, expresiones de afecto tan sólo por interés, padres inmaduros, codependientes y manipuladores, o con algún tipo de trastorno mental o adicción) son nidos de desajustes en la manera de actuar, sentir y percibir el mundo de los individuos, los cuales pueden ser atendidos con toda seguridad con psicoterapia individual o familiar.

 

¿Medicarse o no medicarse?

 

Personalmente estoy a favor del medicamento para casos extremos, urgentes, en donde es evidente que una persona está en peligro de muerte, o que puede ser peligrosa para la gente que la rodea. Las categorías de los trastornos mentales, nos sirven para identificar estos extremos y poder comprender la emergencia que representa el problema, pero en ningún caso significa que una persona que cumple con los criterios deberá estar marcada de por vida por esa etiqueta ya que con un tratamiento médico y psicoterapia sus condiciones se modificarán. Salud y bienestar no son estados estáticos, es un continuo ciclo en el que nunca nos encontramos totalmente sanos ni totalmente enfermos.

 

¿Qué sí es bipolaridad?

 

Para que una persona pueda considerarse como bipolar, debe colocarse entre dos polos: es decir, manifestar episodios de depresión profunda (en el que la persona puede llegar hasta a desear la propia muerte) y al menos un episodio de  manía o hipomanía,  los cuales  describiré más a profundidad a continuación ya que no son tan mencionados coloquialmente como la depresión.

La persona en un episodio de manía, presenta excitación o exaltación, sentidas como “presiones internas”, lo cual lleva a la persona a un estado de humor elevado, eufórico, aunque también pueden destacarse una gran irritabilidad o reactividad excesiva.

 

Uno de los principales signos de un episodio maniático es una falta de la necesidad de dormir, sin que la persona sienta cansancio a veces en varios días.  Actividad sin reposo, en donde la persona puede empezar varias cosas sin terminar ninguna. Pérdida de inhibición en general y delirio de grandeza que puede llevarla a comentar actos peligros para su persona o para las personas que la acompañan o meterlos en problema como pelarse con una persona, desobedecer reglas, desnudarse en la vía pública, derrochar dinero, solicitar un crédito que en realidad no puede pagar y contactos sexuales excesivos, que en estado normal la persona no tendría.  Además pueden pasar por su mente nuevos y numerosos pensamientos que la persona no puede detener; su hablar es abundante, parece imparable y salta de un tema al otro, olvidando con facilidad el tema inicial, e hipersensibilidad afectiva y sensorial, pudiendo pasar de la risa a las lágrimas con mucha facilidad.Cabe señalar que la persona resulta imparable para las personas que le rodean y no acepta estar mal, por lo que al acabar el episodio puede experimentar mucha culpa. (CIE-10)

 

Por otra parte, la hipomanía, se distingue de la manía porque no afecta la funcionalidad del individuo, de hecho muchos artistas o personas creativas atribuyen su éxito a un estado transitorio de ésta y tiene en general las siguientes características:

 

Leve euforia, un torrente de ideas, energía inacabable, verborragia, deseo e impulso por el éxito, autoestima o grandiosidad alta, otros síntomas de aceleración del pensamiento, déficit de atención.(CIE-10)

A pesar de que la hipomanía es menos grave que la manía, no hay que olvidar que lo que la coloca dentro de la categoría del trastorno, es que alterna con episodios depresivos severos, lo cual restringe la estabilidad y la funcionalidad normal del individuo tanto en lo social como en lo profesional.

 

Si te has descubierto a ti o a una persona cercana alternando en estos extremos peligrosos busca ayuda inmediatamente de un médico, el cual te ayudará a controlar los impulsos y el peligro inminente y después acude con terapeuta. La psicoterapia sistémica puede ser una gran herramienta para identificar las interacciones familiares que pueden estar reforzando los síntomas, así como ayudarte a realizar modificaciones conductuales y de percepción que te permitir enfrentar de manera más exitosa estos episodios cuando vuelvan a presentarse, de tal manera que puedas llevar una vida más estable, tranquila y funcional.

Bibliografía CIE-10 (Clasificación internacional de enfermedades, décima versión)


Por:  Psic. Gaby Merino / www.psicologaenlinea.com / Email. Gaby.psicologaenlinea@hotmail.com / Whatsapp:2281739018