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SI ME DEJAS… ¡ME MUERO!...

Por Psic. Gabriela Merino Huber.


El miedo al abandono tiene su origen desde la niñez,  aunque son varias las razones que pueden ocasionarlo. Se trata de momentos traumáticos que se quedan grabados en el inconsciente, teniendo repercusiones a lo largo del desarrollo del individuo. Algunas posibles causas se enlistan a continuación:


 1: Existen hogares en los  que los niños son amenazados con la pérdida del  cariño por no hacer lo que los padres quieren, con el clásico: “si no haces lo que te digo, ya no te voy a querer”. Y son castigados con la indiferencia. Los niños viven con culpa y miedo.


 2: El niño no solo recibe amenazas  e indiferencia, sino también insultos y gritos. El problema con este tipo de familias es que son reactivas, es decir gritan, lloran, se enojan por todo, y pronto el niño deja de distinguir lo que realmente está bien y lo que no y de igual manera vive constantemente atemorizado por la pérdida del amor y los cuidados de los padres.


 3: La familia puede o no ser funcional, pero un miembro importante de la familia se enferma o muere. Uno o ambos padres se deprimen o dedican toda su atención al enfermo  o a su duelo y ya no pueden atender  a los niños. En muchos casos, alguno de los niños siente la responsabilidad de protegerlos quedando en su subconsciente grabado a la vez que no habrá alguien que pueda protegerlo a él, por lo que experimenta miedo constante a perder los cuidados de quienes se suponía debían protegerlo y por lo tanto, la vida.

 ¿Cuál es la constante en estos casos?


El niño vive con un miedo constante de perder los cuidados de sus padres porque eso pone en peligro su supervivencia. Por lo tanto hará todo lo posible para recuperar la felicidad de sus padres (aunque a veces no lo logre), porque de esa manera ellos podrán darle amor y si lo aman lo protegerán y le darán el sustento.  En las primeras etapas de la vida el miedo es real porque literalmente necesita de sus padres para subsistir.


Sin embargo, el miedo queda guardado en su inconsciente  y al crecer, éste sentimiento de no poder enfrentar solo la vida se queda grabado en su memoria  y tratará a toda costa de complacer a la gente para evitar el abandono, es decir, desarrolla una personalidad dependiente de la aprobación externa, sin un referente claro en su interior de lo que necesita para sí mismo.


¿De qué manera puede afectar la vida cotidiana del individuo?


Es más complicado de lo que parece porque no basta con que la persona afectada abandone el núcleo donde estuvo en contacto con la conducta violenta o con el abandono, ya que la sensación de miedo va acompañada de una serie de sustancias que segrega el cerebro hacia el organismo (para preparar la respuesta de huida o de resistencia normales en todos los seres vivos) y después de un contacto prolongado con éstas el cuerpo se vuelve adicto y para la parte del cerebro conocida como cerebro primitivo o de reptil (aquel que compartimos hasta con los mamíferos más primitivos) el dejar de estar en contacto con dichas sustancias puede representar un peligro para la supervivencia. Por eso las sigue produciendo, en algunos casos, incluso sin que exista ningún tipo de estímulo peligroso  externo, lo cual provoca que  el sujeto en cuestión viva con una constante sensación de ansiedad.


Al sentir necesaria ésta sensación para sobrevivir es muy posible que el individuo se siga poniendo constantemente en situaciones de peligro, o se relacione con gente violenta en el trabajo y la amistad. Lo más probable también es que tenga parejas violentas una y otra vez, o que provoque conflictos que terminen en episodios violentos o en abandono incluso con las personas sanas con las que se relacione, hasta que logre solucionar el conflicto vivido en la niñez. Es decir, romper con la adicción al miedo.


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Las situaciones violentas pueden llegar a niveles en los que la vida se pone verdaderamente en peligro o simplemente seguir prolongando el sentimiento de desdicha, tristeza y miedo en la persona, pero la adicción inconsciente a las sustancias antes mencionadas ocasiona que las oportunidades para responder se tornen confusas y la persona se siente atrapada sin tener claro el por qué esta consciente de que la relación actual no le conviene; pero aún así no la puede dejar, pues cree que sin esa persona no podrá sobrevivir, que no podrá enfrentar la vida sin su ayuda…


En el caso contrario, las personas que sienten miedo a ser abandonadas por situaciones de violencia o abandono emocional en su niñez no pueden sostener relaciones duraderas porque constantemente se sienten amenazadas y terminan la relación, antes de exponerse a que el otro la termine y sufrir el rechazo y la pérdida de amor.  Por eso no involucran sus sentimientos con las demás personas, para no exponerse a ser heridos.


El miedo y la ansiedad en este caso son constantes y los mantiene huyendo. A pesar de sentirse solos y tristes no pueden cambiar esta situación e iniciar una relación comprometida donde se involucren realmente. Probablemente en las primeras etapas de su juventud se relacionaron también con gente violenta, lo cual generó más miedo y reforzó su tendencia a la huida. Pueden clavarse en episodios depresivos porque esto los inmoviliza y les evita vivir, es decir enfrentar los sucesos estresantes. Su defensa son los pensamientos negativos acerca de las personas y la vida y dichos sentimientos producen las mismas sustancias que en el caso anterior y mantienen el miedo constante en su vida, pues creen no ser capaces de enfrentar los peligros por si solos, por eso prefieren aislarse.


¿Cómo salir de ésta situación?... En ambos casos la persona se siente atrapada, confundida y desdichada, y solamente reacciona en lugar de responder, es decir, el miedo y la ansiedad lo dominan y le impiden tener relaciones sanas consigo mismo y con las demás personas.

Es claro que el origen está en la niñez, pero la adicción a las sustancias del miedo se mantiene aún en la actualidad y el que se sigan produciendo está muy relacionado con el tipo de frases grabadas en el subconsciente, tales como: No soy capaz de sobrevivir solo; no puedo enfrentarme a los peligros;  no soy autosuficiente; un rechazo más no lo podré soportar.


¿Qué respuesta es más sana?... Ninguna de las dos. En ambos casos está distorsionada la percepción del peligro.

El identificar los sucesos estresantes de la niñez ayuda y después hacernos conscientes de las frases que nos dijimos y nos seguimos repitiendo sin darnos cuenta como un casete. Todo eso que utilizamos en el pasado para defendernos y sobrevivir ya no nos sirve, pues ahora somos adultos y tenemos la capacidad de defendernos, responder y tomar las riendas de nuestra vida. Tenemos que recuperar la autonomía y el poder  personal.


Por otro lado, la violencia existirá en nuestra vida siempre y cuando nosotros lo permitamos. Es necesario entender que merecemos respeto y tenemos derecho a hacer lo que queramos. Aprender a poner límites claros con respecto a las conductas que no estamos dispuestos a tolerar es importante, basta con empezar a expresarnos para ver que es posible tener relaciones respetuosas en lugar de simplemente complacer al otro por miedo o huir antes de siquiera saber lo que va a pasar.


La psicoterapia orientada al análisis de los procesos cognitivos, es decir, de las ideas que hemos generado en torno a un problema y el manejo de herramientas de programación neurolingüística son de gran ayuda, así como el psicoanálisis, pero hay que recordar que existe aún la adicción física a la cual nos tendremos que enfrentar. Conforme las vivencias y los pensamientos vayan cambiando también las sustancias que producirá el cerebro serán diferentes y pronto podrás verte del otro lado del hueco en el que te encontrabas atrapado.  Es cuestión de fuerza y decisión.

Comentarios: 10
  • #10

    Eve (jueves, 27 octubre 2011 23:00)

    Sí, duele muchísimo Karo, en mi caso me doy cuenta que los grandes amores de mi vida han sido más como una adicción, y no sé cómo evitarlo porque cuando salgo con alguien tranquilo pareciera que la vida no tiene sabor, y cuando me involucro en una relación adictiva, donde generalmente no me aman, me siento viva pero a la vez sufro mucho.

  • #9

    karo (jueves, 27 octubre 2011 21:54)

    yo creo que no a todo mundo le podemos dar gusto y cuando nos tenemos que alejar de esa persona duele y duele mucho

  • #8

    Yola (miércoles, 26 octubre 2011 22:48)

    Así pasa Adriana, creo que nosotras somos las principales responsables de convertirnos en victimas de una situación, hace falta dejar de ponernos de tapetes y buscar relacionarnos de manera mas sana, sin ser violentas, ni permitir que lo sean con nosotras

  • #7

    Adriana (miércoles, 26 octubre 2011 21:36)

    Yo creo que mi miedo en sí es a que me lastimen, no sé, tal vez a que la gente me rechace o deje de quererme si no cumplo con lo que me piden, o si no estoy dispuesta a cumplir con sus exigencias todo el tiempo, y esto es muy agotador. Me siento muy cansada. Ahora después de leer todo esto creo que haré un esfuerzo conciente para dejar de complacer tanto a todos.

  • #6

    roxana (miércoles, 19 octubre 2011 21:02)

    en lo personal no he tenido ese tipo de miedo, siempre pienso q si te dejan, vendra otro mejor!..la nota es bastante interesante para entender y comprender a todas las personas que les pasa esto y poder ayudarla u orientarlas!!

  • #5

    Melissa (martes, 27 septiembre 2011 20:01)

    Es increíble la cantidad de miedo que siento, la verdad sí, todo el tiempo tengo miedo a que mis parejas me dejen y eso hace que no disfrute la relación.

  • #4

    Tere (jueves, 18 agosto 2011 23:31)

    Que complejo, muchas veces he sentido esa ansiedad de ser abandonada y el leer este articulo me hizo comprender algunas cosas. Gracias por compartir sus conocimientos!

  • #3

    Ely (miércoles, 03 agosto 2011 03:49)

    Muy cierto! Me gusta!

  • #2

    Angy (lunes, 01 agosto 2011 22:54)

    Muy buen artículo!

  • #1

    kash (lunes, 01 agosto 2011 16:44)

    Me quedo anillo al dedo....me parece que tienen mucha razon el miedo trasforma a una persona dependiente y desdichada .....gracias me hizo reflexionar mucho...saludos